Escrito por P.L.N. Paola Contreras Solórzano
El hierro es un mineral presente en todas las células del organismo y que desarrolla numerosas funciones vitales, un desequilibrio de hierro, ya sea por déficit o por sobrecarga, puede afectar a múltiples órganos y a pesar de encontrarse en cantidades muy pequeñas en el organismo, participa en numerosos procesos biológicos indispensables.
La anemia es la situación en la que los glóbulos rojos de la sangre no son capaces de transportar suficiente oxígeno a las células. Entre las diferentes situaciones que pueden causar anemia, las más importantes son las deficiencias nutricionales, siendo la más frecuente la deficiencia de hierro que causa la llamada anemia ferropénica. Se estima que el 50% de todas las anemias diagnosticadas son causadas por la deficiencia de este mineral; otras deficiencias nutricionales que pueden causar anemia son las de ácido fólico y vitamina B12, que causarían anemia megaloblástica. La anemia por deficiencia de hierro puede estar motivada por la falta de absorción de hierro en el tracto digestivo, por sangrado crónico o por la ausencia de este mineral en la dieta, la última mencionada suele ser la causa más frecuente. De acuerdo a datos de la OMS, aproximadamente 1,000 millones de personas en el mundo padecen anemia ferropénica, siendo más prevalente en mujeres en edad fértil, niños y embarazadas. La anemia ferropénica es multifactorial e intervienen en su desarrollo factores como alimentación, situación fisiológica, patologías asociadas y la propia carga genética del individuo.
Los grupos de población con riesgo de carencia de hierro son los niños de 6 meses a 2 años, los adolescentes y las mujeres en edad fértil, durante el embarazo y la lactancia. También pueden desarrollar anemia las dietas vegetarianas estrictas y las hipocalóricas frecuentes.
Las principales consecuencias de la anemia ferropénica son:
• Retraso en el crecimiento, lo que tiene repercusiones importantes en el caso del desarrollo intrauterino y niños de etapa preescolar.
• Aumento del riesgo de complicaciones durante el embarazo y el parto.
• Disminución del desarrollo psicomotor y función cognitiva.
• Disminución del rendimiento físico, ya que un 15-20% de reducción en el volumen de oxígeno supone hasta un 10% de reducción en el rendimiento.
• Alteraciones del sistema inmunitario.
• Disminución del rendimiento intelectual.
La prevención de la anemia ferropénica es desde hace más de una década una prioridad de la OMS y las estrategias nutricionales para su prevención deben aplicarse a los grupos de riesgo. El papel de la alimentación es fundamental en las primeras etapas. Por otra parte, aunque el tratamiento principal de la anemia ferropénica es la administración oral de hierro, también es recomendable aumentar la ingesta de alimentos ricos en este nutriente y asegurar su máxima absorción.
El hierro se obtiene de origen animal o vegetal:
El hierro que ingerimos a través de la alimentación puede ser de origen animal (hem) o vegetal (no hem). El tipo de hierro que mejor se absorbe es el de origen animal que contienen las carnes rojas, el pavo, el conejo, hígado, el pescado, los crustáceos (almejas, mejillones) y la yema de huevo; sin embargo los alimentos de origen vegetal también son muy ricos en hierro, sobre todo las verduras de hoja verde: lechugas, espinacas, acelgas, perejil, otras verduras como brócoli, berros, zanahoria, tomates, pimientos y col o frutas como uvas, mandarina, toronja, guayaba, mango y ciruelas.
El hierro y la vitamina C, presente en los cítricos (naranja, mandarina, kiwi, toronja, fresa), el tomate, el pimiento y el perejil, son muy buenos aliados ya que la vitamina C ayuda a la absorción del hierro. Por ello, para subir los niveles de hierro se recomienda combinar ambos nutrientes. Otro dato que hay que tener en cuenta es que para combatir la anemia ferropénica no se debe abusar de los productos con calcio, ya que este mineral puede disminuir la absorción de hierro, así como reducir la ingesta de café, té, vino y vinagre por la misma razón.
Referencias Consultadas:
1. WHO/CDC., editor. Worldwide prevalence of anemia 1993-2005: WHO global database on anemia. Geneva: WHO Press; 2008.
2. WHO, editor. Iron deficiency anemia. Assesment, Prevention and Control. A guide for programme managers: WHO/NHD/01.3; 2001.